miércoles, 25 de marzo de 2009

La caja


La habitación de María estaba llena de juguetes. Todos y cada uno de ellos esperaban impacientes ser los elegidos del día para entretener a María durante su tiempo libre.

Las princesas Disney aguardaban sentadas tomando el té en la cocina de Pin y Pon mientras las Bratz cuchicheaban si Ken se había teñido gracias a las Crayola o eran canas de los disgustos que le daba Barbie cada vez se escapaba a la habitación de al lado, donde Madelman dormitaba con un ojo abierto y otro cerrado.
El bebé hablador confiaba en que pronto María le rescataría al oír mamá caca y la Nancy le miraba con cara de pena mientras pensaba que ella sería una madre ideal.
Mi pequeño Pony soñaba con cabalgar por la habitación con Kitty en su lomo gritando Hello a los cuatro vientos.
Hanna Montana no sabía muy bien si había perdido su voz para siempre o era una afonía momentánea la que le impedía entonar sus canciones delante de las Polly Pocket, evitando que éstas se desmelenaran y bailaran hasta caer rendidas.
Minnie y Micky Mouse permanecían en el carricoche plegable de Nenuco mientras éste aguantaba en posición fetal día tras día.
Lupita se lamentaba al recordar su éxito los Loonies y los niños nos vamos a la cama, harta de permanecer en los brazos de Morfeo desde que salió de la caja envuelta con papel de regalo de Shrek en el tercer cumpleaños de la pequeña María.

Y así infinidad de muñecos, utensilios, puzzles y demás enseres lúdicos a los que María no hacía ni caso. Si alguna vez uno de ellos era el agraciado, podrían pasar meses hasta que volvieran a ponerse en funcionamiento.

Un día, de pronto, María reparó en una cajita que había arrinconada en una esquina de la habitación. Era una cajita de madera preciosa con grecas y dibujitos que de un día para otro brillaban más que nunca. María asombrada, se acercó hasta ella y embelesada por aquel juguete en el que no había reparado jamás abrió la tapa muy lentamente. En ese momento... ¡Sorpresa! Un payasete salió disparado gritando jo jojojoooo. Su risa era tan contagiosa que María soltó una carcajada seguida de una sonrisa que permaneció en su cara durante mucho tiempo. Desde aquel momento, aquella cajita se volvió inseparable para María. No iba a ningún lado sin ella. Aquel payaso hacía que María se muriera de la risa cada vez que asomaba su cara y reía al son de su particular jo jojojoooo.

12 comentarios:

cachorro dijo...

Si me pongo mi nariz de payaso y me meto dentro de una cajita , me llevarás contigo de cañas Corasónnn?
Un besoteeee!!!

Anónimo dijo...

Tengamos muchos o pocos juguetes...siempre hay uno favorito, uno que nos provoca ternura, risa, o adoptar un posible rol, o inventar una historia.

Ojalá...los libros y los juguetes, sigan siendo los medios para animar la imaginación de los infantes. (Entre tanta consola y tanta wiiiii).

Tienes una imaginación estupenda y una forma de redactar que me encanta, guapa.

Un besito y un abrazo enormes.

Lidi

Sux dijo...

Perfecto amor!!! megustó muchísiiiimooo, a veces la sencillez puede con todo.

Un besazo!!

Santi el montador dijo...

Eita, realmente precioso el post, joder que bonito recorrido por la habitación de cualquier niño que no conoce el tercer mundo. A veces, como en la misma vida, tenemos tanto de tanto que no eparamos en nada, utilizamos cuando y como queremos algo y lo volvemos a abandonar, que pena, todo nos aburre, no apreciamos lo que tenemos, y además en un rinconcito solitario, con polvo y telarañas está el objeto que ni lo has mirado y cuando lo descubres es el que más placer te va a proporcionar, Eita mira en tu habitación, en tu vida, y descubre la caja de sorpresas que al abrirla te va a enseñar la felicidad. Muuuuuuuuaaaaaaaa y cuidate, siento no poder haberos acompañado, tuve que cambiar el placer por la mecánica para mi medio de vida.

Sherpa dijo...

Si es que nos empeñamos en comprarles de todo pensando en darles lo que nosotros no tuvimos y luego resulta que lo que mas les flipa es lo mas simple. Ains!! si es que no hay quien os entienda a los mayores.
Sincobesos (que no 5 besos)

manu dijo...

¿ Y Sabe María que has contado su historia aquí, en La Tasca, ea ?

cachorro dijo...

Te gustó mi nariz de payaso Corasónnn?

Mariona dijo...

a veces lo que mas se valora no es lo que mas "vale" en el sentido material...

Manel Muñoz dijo...

... todas las cajas esconden alguna sorpresa, esperando el momento oportuno en nuestra vida para ser abiertas... (digo yo)

ea! dijo...

Corazónnnn! Por supuesto! Te llevo donde haga falta, pero hay que ir pensando en renovar esa nariz por una nueva, que ya está un pelín despelujada! jejeje

Lidia wapa! A mi una de las cosas que más ilusión me hizo de pequeña fue un abecedario que me compró mi padre cuando era cani y yo haré lo mismo, nada de wiis ni consolas!

Mi Sux! Sí que sí, lo más sencillo es lo que más deberíamos valorar! Y aunque no siempre es así, al final nos terminamos dando cuenta.

Profeee!! Las cajitas se descubren cuando menos te lo esperas! Cuidateeee mucho tu también!!

Sherpa! Tu niña ya tiene esa cajita al tenerte a ti de padrazo!

Manu! Hay una María dentro de cada uno de nosotr@s así que... yo creo que sí, que lo sabe!

Mariona! Es una pena que muchas veces nos ciegue el materialismo, pero siempre queda un rayito de luz que nos hace darnos cuenta de lo que realmente merece la pena.

Un besazo a todossssssss!!!

ea! dijo...

M! No te había visto! Bienvenido! Tienes razón, sólo hay que esperar el momento justo en el que no hace falta llave, ni combinación, ni impedimento para abrirla!

Un besoteeeeee!!

Gusy dijo...

Yo también llevo mi cajita ¡maldita sea es la cajetilla de tabaco!

Un beso ea! No te conocia.